Es un perro de los llamados polivalentes, lo que significa que en su bagaje genético se encuentra codificada la capacidad para rendir como animal de muestra, de caza mayor, de guardia y de compañía. Sus aptitudes van desde una muestra firme ante las emanaciones de una pieza, pasando por un buen cobro en cualquier terreno, hasta avanzar sobre un rastro de sangre y enfrentarse a un jabalí herido si la situación lo requiere.
En la caza menor es eficaz tanto con presas de pluma como de pelo. Y si se lo entrena se estará frente a un buen retriever para recuperar en cualquier terreno. Un ejemplar cualquiera no contará con todas estas aptitudes a la vez, sino que será el hombre quien le brindará elementos que lo hagan resaltar en determinada actividad.
Cuando a un Weimaraner se lo saca desde pequeño al campo para que muestre las perdices, lo hará sin duda eficazmente; pero además tendrá un carácter que no se llevará bien con la búsqueda de un rastro de jabalí o con la alternativa de enfrentarlo si fuera necesario. Lo mismo pasa en el caso inverso: el animal entrenado para oponerse a una pieza mayor poco espíritu tendrá para esperar al cazador ante las emanaciones de un ave.
Como perro de compañía resulta una buena elección: se relaciona de mil maravillas con niños y adultos. Una vez establecido en su territorio se mostrará alerta y guardián: primero intimida con su ladrido, y luego puede pasar a la acción si el intruso no se disuade antes.
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